Esta es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas que sostienen que los géneros, las identidades sexuales, y las orientaciones sexuales, no están esencialmente inscritos en la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construcción social, variando en cada sociedad.
Rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales y fijas, como: varón, mujer, heterosexual, homosexual, bisexual o transexual, pues considera que están sujetas a restricciones impuestas por una cultura en la que la heterosexualidad es obligatoria; así como la heteronormatividad y el heteropatriarcado. Estas categorías serían ficticias y esconderían un número enorme de motivaciones políticas apoyadas por la sexología, una ciencia que no ha sido totalmente teorizada.
Contra el concepto clásico de género que parte de la distinción a partir de la "heterosexualidad natural" aceptada como normal (en inglés straight, es decir "recto"), contraria a lo "anómalo" (en inglés queer o "retorcido"); consideraría que todas las "identidades sexuales" son igualmente anómalas, incluida la heterosexualidad.
Critica las clasificaciones socio-sexuales de la historiología, psicología, filosofía, antropología y sociología tradicionales, basadas habitualmente en el uso de un solo patrón de segmentación paternalista —sea de clase social, de género, de etnia o de nacionalidad poscolonial— y sostiene que las identidades sociales, condicionadas por la naturaleza sexual, se elaboran de manera más compleja como intersección de múltiples grupos, corrientes y criterios.
Contra el concepto clásico de género que parte de la distinción a partir de la "heterosexualidad natural" aceptada como normal (en inglés straight, es decir "recto"), contraria a lo "anómalo" (en inglés queer o "retorcido"); consideraría que todas las "identidades sexuales" son igualmente anómalas, incluida la heterosexualidad.
Critica las clasificaciones socio-sexuales de la historiología, psicología, filosofía, antropología y sociología tradicionales, basadas habitualmente en el uso de un solo patrón de segmentación paternalista —sea de clase social, de género, de etnia o de nacionalidad poscolonial— y sostiene que las identidades sociales, condicionadas por la naturaleza sexual, se elaboran de manera más compleja como intersección de múltiples grupos, corrientes y criterios.
Orígenes
Con trabajos precursores en la década de 1980 como Between men (Entre hombres) de Eve Kosofsky Sedgwick, escrito en 1985, la teoría queer evolucionó a partir del movimiento queer integrado por personas que no se sentían representadas por la rigidez de categorías como "homosexual", "gay" y "lesbiana", que empezaron a denominarse queers a partir de 1990, resignificando positivamente un término en inglés que se usaba de manera despectiva hacia los diferentes postgénero, traducible como "raritos" o "retorcidos".
Simultáneamente, en la segunda mitad del siglo XX, venían desarrollándose estudios que profundizaban y cuestionaban nociones tradicionales sobre sexualidad, género y las problemáticas feministas y gais, en especial aquellas relacionadas con el lesbianismo.
Simultáneamente, en la segunda mitad del siglo XX, venían desarrollándose estudios que profundizaban y cuestionaban nociones tradicionales sobre sexualidad, género y las problemáticas feministas y gais, en especial aquellas relacionadas con el lesbianismo.
Influyentes para el desarrollo de la teoría queer resultaron los trabajos de Monique Wittig y la Historia de la sexualidad de Michel Foucault.
La expresión "teoría queer" es introducida en 1990 por Teresa de Lauretis,[7] y es adoptada rápidamente por otros y otras referentes como
La expresión "teoría queer" es introducida en 1990 por Teresa de Lauretis,[7] y es adoptada rápidamente por otros y otras referentes como
Gloria Anzaldúa,
Eve Kosofsky Sedgwick,
Judith Butler,
Michael Warner,
José Esteban Muñoz
Beatriz Preciado.
Judith buttler nos dice que por los gestos repetidos y también performativos le hacen mujer, a fuerza de repetirse se hace mujer.
Quizás en esta época que estamos viviendo donde el feminismo esta en auge cada vez más, (aunque también los femicidios) la repetición de nuestros derechos, de nuestras voces, de nuestras reivindicaciones como mujeres, nos hacen más mujer aún frente a los ojos que nos veían como meros objetos o como seres inferiores.Estoy de acuerdo con Judith, repetir a voces para que todo el mundo oiga que soy mujer, que soy libre y que no vamos a parar de luchar, es una performance constante, que nos reafirma cada vez que pronunciamos este tipo de frases, recordar la fuerza de las palabras, la fuerza de la mujer, y las formas que adoptamos para llevar a cabo nuestra lucha. Quizás también sea un acto performativo por que estamos ante la incertidumbre de lo que va a suceder después.
Somos mujeres, somos presencia, pese a quien le pese, y vamos a dejar nuestra huella.
Tenemos grandes teóricas feministas que nos respaldan y nos sustentan.
Como decía Pizarnik:
ˋˋSoy mujer.
Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea.
Es el calor de las otras mujeres,
de aquellas que hicieron de la vida
este rincón sensible,
luchador, de piel suave
Y corazón guerrero.´´
Debemos de estar en un continuo proceso de PRODUCCIÓN, de creacción. La socióloga silvia rivera cusicanqui nos quiere iluminar con sus sabias palabras cuando dice que nuestro futuro está en nuestra espalda, que debemos hacer cosas para activar nuestra mente y nuestro futuro,siempre teniendo en cuenta el pasado.
Debemos analizar el pasado, ver qué situaciones se dieron y porque se llego a esas situaciones, y que consecuencias tuvieron. En todo el ensayo hablo de la mujer y del feminismo por lo que al decir situaciones me refiero a todas aquellas donde la mujer tuvo un papel activo y luchó por el derecho de ser mujer, de existir, empezando por la Querella de las mujeres que tuvo su origen en el siglo XIII.
Pero no debemos revisar la historia y adoptar un modelo de calco, como dicen Deleuze y Guattari,rechazar cualquier modelo a imitar. Tenemos que experimentar,conocer, crear nuestra propia experiencia a partir de nuestras emociones. No por seguir las voces imperantes en el movimiento feminista reclamando libertad una llega a experimentarla.
Si una mujer quiere ser libre, primero debe liberarse a si misma de todas las cadenas que la sociedad, desde pequeña le ha atado sutilmente. Encadenadas al amor romántico,al deber, al que dirán, a las normas, a lo establecido, al hombre.. por mucho que alces tu voz reclamando libertad, seguirás encadenada una invisible,peligrosa e incluso mortal cárcel, donde la imitación, la sumisión, la limitación del pensamiento y de la acción apagaran a cualquier mujer, harán que desaparezca en la historia, como si no hubiese existido, como siempre ha sido.
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